Acusar a los demás
de los propios infortunios
es signo de falta de educación.
Acusarse a uno mismo
demuestra
que la educación ha comenzado.
No acusarse a uno mismo,
ni acusar a los demás
demuestra
que la educación ha sido completada.
Sabias palabras, Nuria. Gracias por la visita. Abrazos ;-)
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