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27/11/10

La célula es una individualidad inteligente que escucha nuestros pensamientos



La célula es el punto de unión entre la materia y la mente, entre lo visible y lo invisible.
La célula es una individualidad inteligente que escucha nuestros pensamientos.
 La célula está rodeada de un campo de energía que la ayuda a funcionar bien,
energía que podemos transformarla en positiva si así nos lo proponemos.
 Hacia allá vamos en este relato.

Con el paso de los años en el cerebro se van formando nuevos canales o circuitos de pensamiento.
El cerebro no es la fuente de los pensamientos, ella está en el nivel consciente de la mente,
 pero sí es el cerebro quien permite a los pensamientos manifestarse y para manifestarlos,
 el cerebro crea los conjuntos de circuitos cerebrales y las substancias químicas neurotransmisoras.
Una ampolleta no es la fuente de la luz, pero sí permite que la luz sea manifestada.
Los circuitos cerebrales están más o menos reforzados según sea la intensidad
y calidad de los pensamientos.


No podemos eliminar un conjunto de circuitos negativos,
 pero sí podemos reforzar su opuesto positivo,
basados en que dos pensamientos antagónicos
no pueden estar presentes a la vez y que el positivo desplaza al negativo.
 La reiteración del pensamiento positivo termina por apagar al pensamiento negativo
y en forma natural surge primero ese pensamiento positivo,
relegándose con el tiempo a lo profundo del olvido al pensamiento negativo.

El hemisferio cerebral izquierdo nos conecta con la realidad del mundo exterior
trabajando con los pensamientos de tipo analítico, racional, lógico y matemático,
utiliza el ritmo beta cerebral por sobre los 14 ciclos por segundo.
El hemisferio cerebral derecho nos conecta con la realidad del mundo interior
trabajando con los pensamientos de tipo creativo, artístico e intuitivo,
 usa el ritmo alfa cerebral de 10 ciclos por segundo.



 


Es por clave genética codificada en la doble hélice helicoidal del núcleo celular,
que nacemos condicionados a captar una limitada gama de las vibraciones
que nos rodean en la realidad exterior.
Vemos un estrecho margen del espectro visual,
escuchamos solo cierto rango auditivo, olemos algunos olores, saboreamos limitados sabores
y nuestro sentido del tacto es limitado al captar sus sensaciones.
Miremos a nuestro alrededor y tomemos un libro que está en la mesa,
es rojo con destacadas letras negras, lo sentimos liso, y duro.
 Es un objeto real y absolutamente sólido.
Si en ese momento aparece un ser de otra dimensión,
por clave genética programado de manera diferente a la nuestra,
su descripción del libro sería absolutamente distinta, y esa sería su realidad.

  
Detengámonos en nuestra realidad: ese libro ¿es real?,
¿es sólido, rojo, de letras negras y liso al tacto como estamos seguros que es?
Para una hormiga el libro representa una realidad exterior completamente diferente,
no sería rojo, sino que multicolor, ni liso, sino que áspero, muy rugoso y de enorme tamaño.
Y ¿cómo es ese libro para un neutrino o partícula cósmica?
Es un inexistente, su conjunto de miles de millones de átomos en nada se diferencian al del aire
y pasaría sin darse cuenta a través del libro por algo que para nosotros parece absolutamente sólido
y para el neutrino vacío.
En el fondo el neutrino tiene la razón pues ese libro es un 99.9999% de vacío.
Los neutrinos no tendrían masa,
 ni carga eléctrica u otra propiedad física, atraviesan a la velocidad de la luz cualquier superficie.





Durante el tiempo que Ud. Lee esta frase,
millones de neutrinos han atravesado por su cabeza,
para ellos un vacío inexistente y no un sólido con contenido como lo es para nosotros.
Saber que con nuestros pensamientos formamos nuevos circuitos cerebrales
que dan lugar a nuevos módulos de pensamientos afines
archivados en el nivel superficial o profundo del computador cerebral,
saber que la reiteración de un pensamiento saca a la superficie su módulo haciéndolo de fácil acceso,
saber que nadie puede pensar por nosotros y que somos los únicos responsables
de la calidad de nuestros pensamientos y
saber que podemos cultivar el arte del buen pensar,
 nos facilita la labor de reprogramar la mente tan mal programada hasta ahora.
El cerebro es dinámico y puede ser transformado con nuevos módulos de pensamientos
 programados con el fin de estar mejor y ser mejores.
Las posibilidades plásticas cerebrales inducidas por la mente consciente son ilimitadas y sorprendentes.

 
El cerebro trabaja las 24 horas del día, lo hace como un computador
acumulando y transmitiendo información.
Cada pensamiento emitido pone en juego una gran cantidad de neuronas, no temer:





¡ Jamás agotaremos su capacidad !

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