Y así, un día como cualquier otro, decidí triunfar.
Decidí no esperar a las oportunidades, sino yo misma buscarlas.
Decidí ver cada problema como la oportunidad de superarme a mi misma
encontrando soluciones
encontrando soluciones
Decidí ver cada desierto, como la oportunidad de encontrar un oasis.
Decidí ver cada noche, como un misterio a resolver.
Decidí ver cada día, como una nueva oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí que mi único rival, no eran más que mis propias debilidades.
Y que en ellas, está la única y mejor forma de superarme y mejorar.
Aquel día dejé de temer y empecé a comprender.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener es el Amor y que es una fuente inagotable.
Qué cuánto más das, más recibes.
Aprendí que de nada sirve ser luz, si no vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad.
Por eso, desde aquel día, ya no duermo para descansar.
Ahora duermo para soñar.
Sueño para vivir.
Vivo para amar.
Y así, un día como cualquier otro desperté de un sueño...
Precioso Nuria
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