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8/1/11

Pinceladas de Feng Shui

Feng Shui para la Prosperidad



¿Quién no desea una mayor prosperidad en su vida?
¿Te has sorprendido pensando en las cosas que desearías conseguir y no tienes?
La armonía interior, el bienestar material, la salud, el amor o el éxito profesional
son cosas que todos anhelamos en mayor o menor medida.

Gracias al feng shui, podemos generar las energías propicias para conseguir aumentar la prosperidad
en las diferentes áreas de nuestra vida.
El feng shui es un arte mediante el cual armonizamos nuestro entorno y regulamos el flujo energético, equilibrando las energías yin y yang, la presencia de los cinco elementos,
las energías presentes en el universo...

Para muchos, el feng shui es además una ciencia.
Por una parte, debido a que se basa en las conclusiones de multitud de investigadores que,
a lo largo del tiempo,
se han dedicado al estudio mediante la atenta observación y el análisis de la naturaleza
(la Tierra y el Cosmos) y del flujo de la energía,
así como del influjo de estas energías en el ser humano, y viceversa.
Por otro lado, porque se utilizan conocimientos de astrología y minuciosas mediciones
 tanto de las distintas orientaciones, como del espacio
o los objetos que lo ocupan para conseguir determinados efectos.

El feng shui es también un modo de vida,
en el que buscamos la armonía con la naturaleza y el espacio que habitamos, así como en nuestro interior.
La meditación y la alimentación, son por tanto, una parte importante de este arte de la armonía.

Mucha gente entiende la prosperidad como la abundancia de dinero.
Sin embargo, la prosperidad es un concepto con un significado mucho más amplio.
La abundancia de bienestar en los distintos aspectos de la vida
es algo mucho más cercano a la verdadera prosperidad.
El equilibrio interior, la armonía familiar, una buena salud, una relación sentimental gratificante,
 la realización en aquello que hacemos para ganarnos la vida, y, por supuesto, una economía desahogada, conformarían una vida próspera.
Pero sobre todo, y lo más importante, es saber valorar aquello que está presente en nuestras vidas
y la ausencia de tantas cosas negativas que podrían acontecernos.
Estar a gusto con nuestra vida y disfrutar a cada momento de lo que tenemos
es el mejor acicate de la prosperidad.
Esto, además, es signo de una mente serena y un corazón lleno de amor,
que es el mayor símbolo de prosperidad, pues toda la riqueza material y el éxito
en distintas facetas de la vida, no tienen sentido si no se valoran y se disfruta de ellas.


Hay personas que disfrutan de todo y con todo, y, en situaciones difíciles,
pese a que éstas no les agraden, encuentran la manera de enfrentarse a ellas de modo
que no les quiten la paz ni les impidan gozar de la maravilla de aquellas otras cosas positivas
que hay en su vida.
Aprendamos de estas personas y sigamos su ejemplo,
pues en esta sociedad donde la insatisfacción, compañera inseparable del consumismo insaciable,
es lo que prima, si queremos ser prósperos,
debemos ante todo conseguir paz interior para poder disfrutar de lo que la vida nos da,
pues cualquier cosa que obtengamos, sin una correcta actitud mental, de poco servirá.

La primavera es un momento idóneo para trabajar la prosperidad.
En muchas culturas, como la mediterránea, se ha relacionado y celebrado la primavera
con el renacimiento y los nuevos comienzos.
Se hacían rituales y regalos para atraer la fertilidad, no sólo para la procreación
-tan importante cuando los hijos significaban, entre otras cosas, una manera
de garantizarse el sustento familiar al incrementar el número de personas que podían trabajar la tierra-,
sino para atraer una buena cosecha.
Imitando a la naturaleza,
que en esta época del año festeja la vida con el exuberante renacimiento de las flores y los árboles,
en esos días más largos y soleados en los que deseamos salir,
relacionarnos con los demás y hacer cosas nuevas,
podemos utilizar la primavera para llevar a cabo un trabajo de feng shui para que renazca
la prosperidad en nuestra vida.


Distintos métodos de armonización



Vamos a utilizar distintos sistemas para favorecer la armonía de la energía de nuestro hábitat,
creando un caudal abundante de chi que genere mayor prosperidad y abundancia
en los distintos aspectos de nuestra vida: salud, amor, felicidad, éxito, riqueza, etc.

Empezaremos con una limpieza energética de la casa, para renovar y aumentar el chi o energía vital.
 Es fundamental para atraer la prosperidad y, en general, para mantener una energía sana y vibrante,
hacer limpiezas energéticas periódicamente.
Cada uno puede hacer las variaciones sobre este ritual que considere que mejor se adapta a él,
 acomodando aquellos detalles que mejor le hagan sentir, por ejemplo, encender velas de diferentes colores, lavar el suelo con una esencia de un aroma que le resulte agradable y estimule su ánimo, etc.

Escogeremos un día soleado bien por la mañana o a mediodía.
Abriremos todas las ventanas un buen rato, entre una y dos horas.
En ese tiempo, barreremos el suelo de la casa de dentro hacia afuera,
arrastrando simbólicamente la energía estancada fuera del hogar.
 Después pasaremos a los muebles y las puertas, un paño blanco y limpio ligeramente humedecido en agua con unas gotas de esencia de laurel o romero, que limpiará el chi marchito adherido a los muebles.
Una vez eliminada la energía estancada,
quemaremos un poco de incienso preferiblemente de plantas de montaña -romero, tomillo, espliego…-,
ya que al traer la energía limpia de la montaña resultan muy adecuados para purificar el ambiente.
Para quien lo prefiera, también se puede esparcir agua con unas gotas de esencia
de una de estas plantas con un difusor por toda la casa.
Si tenemos una campana metálica o un cuenco,
podemos hacerla tañer recorriendo todas las estancias de la casa,
empezando por la entrada y recorriendo, una tras otra, todas las habitaciones hasta volver,
nuevamente, a la puerta principal.
Haremos este recorrido siguiendo el sentido de las agujas del reloj.


Una vez realizado este ritual de limpieza, nos centraremos en qué tipo de prosperidad deseamos atraer. Debemos reflexionar bien sobre ello.
Es importante tener en cuenta que aquellos objetivos o metas que están claros en nuestra mente
 son más fáciles de conseguir.
Mientras algo está sin definir difícilmente lo obtendremos,
pues la mente es capaz de discriminar lo importante para nosotros de lo que no lo es.
Nuestra mente tiene un tremendo poder, y es capaz de, cuando está claramente enfocada hacia algo,
crear las condiciones necesarias para facilitar su consecución.
 En feng shui gran parte del trabajo está relacionado con la mente de la persona
que habita el espacio que se desea potenciar.
Puesto que a menudo se trabaja con símbolos,
es importante que estos tengan un fuerte sentido simbólico para la persona en cuestión.
De poco servirá poner un potente activador de una energía determinada,
si deja indiferente a la persona a la que debe favorecer.
Por ejemplo, imaginemos que estamos intentando expandir un negocio, para lo que decidimos potenciar la energía del fuego,
representativa del sur, que simboliza lo ascendente, el sol, la iluminación,
por lo tanto, adecuada para estimular el éxito y la expansión y la fama.
Podríamos decidir poner una figura de un fénix,
relacionada con esta orientación (sur) y este elemento (fuego),
pero si a la persona no le sugiere nada, tendrá poco efecto.
Sería preferible optar, por ejemplo, por una luz potente,
si esto le hace visualizar la ascensión o el éxito de su negocio.

Mantener el flujo de energía despejado



Un requisito imprescindible para atraer un fuerte caudal de chi,
es observar los posibles obstáculos para su correcta circulación en el espacio que habitamos.
Es necesario que eliminemos todo aquello que lo obstaculice.

· Observaremos si hay algún objeto tras las puertas que impida su adecuada apertura
 y, por tanto, la entrada de chi.

· Si hay alguna zona en la que se acumulan muebles, trastos o cualquier otra cosa
que dé sensación de pesadez en el ambiente, o no deje fluir la energía lo eliminaremos,
 mediante la redistribución de los muebles, o en el caso de otras cosas,
guardándolas donde no molesten o buscándoles una ubicación más adecuada.

· Evitaremos en lo posible los muebles con cantos afilados que nos puedan herir al pasar
o nos hagan modificar la trayectoria para evitarlos. Igualmente cortarán el chi.

· Si las ventanas tienen cortinas o estores excesivamente tupidos los sustituiremos por otros más ligeros,
de modo que entre luz suficiente y tengamos sensación de ligereza ambiental.


· Si, por el contrario, entra un exceso de luz,
cubriremos las ventanas con unos estores o persianas adecuados.
Aunque la energía yang del sol es muy útil y necesaria para atraer el chi,
un exceso de sol quemará tanto la energía del lugar como la de los moradores de ese espacio,
haciendo que las cosas se vean entorpecidas por obstáculos
y pudiendo llegar a sentirse agotados y enfermos antes o después,
en función del exceso de energía yang y de la orientación a la que afecte.

· Nos rodearemos de objetos que nos resulten agradables a la vista, y con los que nos sintamos cómodos, huyendo de los excesos en cuanto a intensidad de color, como a redundancia de alguno de ellos, especialmente de los colores muy yang, rojos, naranjas y amarillos muy intensos,
y de los excesivamente yin,
especialmente tendremos cuidado con la presencia de tonos muy oscuros o muy apagados:
el gris, el negro, los azules oscuros y los marrones deben estar presentes con moderación,
a no ser que se haga con un fin concreto.
Por ejemplo, un azul intenso u oscuro en una sala de meditación para favorecer la introspección.

· Cuidaremos que todas las estancias estén correctamente iluminadas.
Las habitaciones o pasillos faltos de luz crean una energía excesivamente yin.
Si la luz es demasiado potente, también tenderemos a equilibrarla, mediante bombillas más suaves o modificando la distribución de las lámparas.

· Si deseamos mejorar la salud, pondremos una planta sana en el este,
si esto no es posible, podemos poner una imagen de unas flores sanas, o unas frutas atractivas.
Mantener una dieta sana siempre es un buen refuerzo.
Intentemos hacer un aporte alimentario equilibrado; una idea interesante
es comer a diario una buena cantidad de alimentos naturales que no hayan sido cocinados,
como frutas y verduras.

· Si queremos mejorar las relaciones familiares, potenciaremos el centro de la casa.
Mantendremos esta zona despejada de objetos inútiles y potenciaremos el elemento tierra,
energía correspondiente al centro, mediante los tonos tierra o amarillos suaves cercanos a los arena,
o bien con la presencia de algún objeto realizado con arcilla o cerámica que además sea sólido.
 Como, por ejemplo, un ánfora de terracota ancha y sólida, para recibir y acumular el chi.

· Cuando nos mueva el deseo de éxito profesional,
podemos cuidar la zona norte de la casa,
poniendo algún objeto representativo de la energía del agua, que simboliza el flujo constante de la energía,
y se relaciona con la profesión y la prosperidad.
Por ejemplo, una fuente situada en la zona norte de la casa u oficina,
pintar o poner un tapiz en tonos azules en esta misma orientación.
 

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