No existe método que permita prolongar la vida más allá de lo que por clave genética traemos programado. Sí, podemos vivir mejor y sentirnos sanos,
tranquilos y más jóvenes,
trabajando conscientemente en conjunto con nuestras células
guiando racionalmente hacia ellas la Fuerza interior.
Tenemos unos 60 trillones de células,
cada una con un núcleo con 46 cromosomas que constituyen la parte fundamental de la célula.
Toda la información sobre la herencia recibida
desde el momento en que un espermatozoide paterno penetró al óvulo materno,
se distribuye en 100 millones de genes.
La célula posee su propia central eléctrica,
la mitocondria que es una fábrica de electricidad.
Existen una serie de influencias que influyen en la vida de las células,
perjudicando su programa que por herencia trae,
pero gracias a una auto reparación eficiente vuelve a recuperarse.
Cuando más envejece la célula más le cuesta eliminar sus desechos.
En el cerebro se encuentra el hipotálamo encargado, entre otras funciones,
de regular la temperatura corporal.
El investigador Rosenberg piensa que si se lograra hacer funcionar el hipotálamo a 33° de temperatura
en vez de los 37° con los que lo hace, la vida se prolongaría hasta los 700 años.
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