Nadie es débil mental, al que así se lo considera, es en realidad un minusválido cerebral, cuyos circuitos neuronales por diferentes causas orgánicas, al estar dañados o interrumpidos, impiden la manifestación de la mente en un grado que consideramos normal. Todos en lo mental somos potencialmente super genios. No todas las personas que destacan en la vida tienen un alto cociente intelectual. No todos los que poseen un alto cociente intelectual destacan en la vida.
En su libro "La mente humana" José Luis Pinillos en el último capítulo manifiesta lo siguiente:
"Las cosas, todas las cosas, son ellas y sus relaciones. Por eso supone un error considerar que la mente del hombre actual funciona del mismo modo que la de otras épocas. La televisión hace que, en un cierto sentido nuestra imaginación sea cada vez más reproductiva. Esto es, se halle más determinada por las imágenes que depositan en nuestro cerebro los medios de comunicación: la televisión, el cine, los vídeos, las revistas ilustradas. Acontece que estas imágenes son tantas y tan heterogéneas, ponen al espectador en contacto con paisajes tan distantes y distintos que el resultado no es una simple mimesis, un mero reflejo de lo que aparece en pantalla. Bajo el fuego incesante de una información cosmopolita, las antiguas concepciones del mundo y de la vida han saltado hechas añicos, han perdido su carácter monolítico y, en definitiva, han dado paso al culto de la diferencia que es lo que impera actualmente en la vida. Pero no es sólo eso. La televisión ha alterado la propia noción de realidad, ha conseguido lo que habría maravillado a un Aristóteles, a saber: manejar la forma de las cosas, sin su materia, jugar con la pura similitud de lo real. Todo cuanto se diga es poco para calibrar la envergadura, las repercusiones de este juego de manos ontológico. La propia impresión de realidad puede ser objeto de montajes que rompen las barreras del discernimiento. Las motivaciones, el pensamiento, la imaginación de nuestro tiempo se halla en manos de la midioklatura. La pantalla del televisor es el púlpito desde el que se predica a todas horas una imagen del mundo y de la vida de la que está empapada nuestra mente. Yo sigo siendo yo y mi circunstancia, desde luego, pero mi circunstancia está dejando de ser mía, porque su imagen me la componen los mass media. Como especie hemos recorrido un largo camino, las posibilidades de la ciencia parecen ilimitadas, y excitan la mente de intelectuales, artistas y escritores, y también de los propios protagonistas de la aventura científica. La sabiduría humana se mueve entre dos enigmas que parecen indescifrables por principio; a saber: el misterio del primer origen de todas las cosas y la estremecedora incógnita del último fin. Es, pues, entre los límites insalvables de ese enigma, donde seguirá la mente humana afanándose --esperémoslo-- por cuidar de la vida y perfeccionarse a sí misma".
Si no tú ¿Quién? Si no ahora ¿Cuándo?
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