LLena tu corazón de vacío,
y tu cuerpo de virtud.
Encuentra la divinidad en todo se vivo
e inclina con respeto tu corazón
ante el rostro de la vida.
Ninguno de nosotros puede evitar el cambio,
ni elevarnos por encima de él,
pero si podemos resistir las diferentes tentaciones.
Ajusta desde ahora tu visión interior,
se valiente y confía en el poder que te permite vivir.
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